domingo, 19 de agosto de 2012

Capítulo 1.

Capítulo 1.
El día está nublado, no llueve, pero hay mucha humedad. Alex mira por la ventana mientas sus padres la llevan a un lugar al que no desearía ir nunca. Nadie habla, lleva enfadada con sus padres desde que se enteró que la llevaban allí. De pequeña siempre había sido la niña buena que nunca ha roto un plato, pero ha de reconocer que últimamente no es la mejor hija. Sí, es verdad, le lleva bastante la contraria a sus padres, pero ya es demasiado que la estén llevando a un internado. Bueno, vale, también reconoce que lo que pasó hace poco fue un poco exagerado, pero su vida no es la mejor del mundo. 
Por fin llegan al nuevo hogar, si se puede llamar así, de Alex. Sus padres, Anna y Josh, estaban decididos a llevarla, pero ahora que es el momento de dejar a la hija con la que siempre han vivido, reído y llorado se les puede ver en la cara que no es lo que más gracia le hace.
Alex baja del coche, abre el maletero y saca todas sus cosas, va a pasar 9 meses allí y tan solo lleva dos maletas, una con la ropa de invierno y otra con la de verano.
-Bueno cariño, -le dice su madre poniéndole el pelo detrás de la oreja. Nunca le ha gustado que le haga eso, pero está tan es su mundo que todo le da igual.- dentro de dos semanas estaremos aquí para verte.
Sus padres la abrazan, pero ella no hace ni el amago de levantar los brazos. Coge las maletas y se gira para ver qué es lo que el destino le tiene preparado. Es todo tan oscuro, tan lúgubre. Llega a la puerta de lo que debe ser la entrada, pero antes se gira para ver por última vez a sus padres. Ya están montados en el coche y están saliendo del recinto. Cuando finalmente salen, se cierran las rejas y el sonido que hacen es el sonido que encierra a Alex en un sitio en el que cree que jamás va a encajar. Entra por esa puerta enorme y ve un pequeño mostrador, tras el que se ve una pequeña cabeza que tiene la nariz metida en un libro. Antes de que se acerque al mostrador, la mujer que está detrás levanta la cabeza.
-Bienvenida a tu nuevo hogar.- Sus palabras suenan forzadas, tiene la voz ronca, seguro que es de tanto fumar.
-Hola.- Alex la mira sin saber qué hacer y en ese momento suenan unos pasos por un pasillo a su derecha.
-Bien, una loca nueva.- se le acerca una chica, parece de su edad, pero es más bajita que ella. Viene riéndose, como si estar en un internado fuese lo más normal del mundo.
-¿Ya vienes a fastidiar, Rachel?- dice la mujer de detrás del mostrador levantándose con una pequeña curvatura en sus labios-. Ya que pasas por aquí, ¿porqué no le enseñas esto a la nueva y la preparas para las primeras clases de mañana?
La chica que acaba de llegar asiente con la cabeza y coge a Alex del brazo y se la lleva consigo.
-No te asustes si más de uno por aquí al verte te gruñe, mucho son muy renegados.- la mira sonriente, como si fuese lo más normal del mundo-. No suele llegar mucha gente nueva, así que aquí todos nos conocemos, sabemos nuestros trapos sucios. Al final los tuyas se acabarán sabiendo. Por cierto soy Rachel y tú tienes que ser Alexandra, pero te llaman Alex, ¿no?- asiente con la cabeza-. Veo que eres de pocas palabras.
Alex no dice ni una sola palabra, solo escucha a Rachel mientras la lleva por todos los pasillos del internado, le va explicando cómo funcionan las cosas y cuando se van encontrando con gente va contando los trapos sucios, de quién se puede fiar y de quién no.
-Y hasta aquí la visita guiada.- le suelta el brazo y se va en la dirección en la que ha venido-. Ahora explora tú sola.- y se va, así, sin más.
Alex empieza a dar vueltas por el internado sin saber qué hacer, hasta que ve una puerta medio abierta. La abre con delicadeza y asoma la cabeza. No hay nadie, así que decide entrar. Tiene que ser la sala de música porque está llena de instrumentos. Ve un gran piano y se sienta en la silla de madera que hay justo delante. Toca una tecla y mira a su alrededor para asegurarse de que no hay nadie. Nada, no hay monos en la costa. 
Desde pequeña ha tocado el piano y da clases de canto y eso lo único que últimamente le hace sonreír y por el momento tiene pinta de que va a seguir siendo así. Comienza a tocar una de sus canciones preferidas y la empieza a cantar.
"Phone rings 
don't wanna pick it up 
i'm so scared 
i'm gonna say too much 
i tip toe around your questions 
why you gotta dig so deep? "
En ese momento escucha unos pasos hacia ella e inmediatamente deja de tocar.
-No pares por mí, no voy decir nada.- un chico se acerca ella, tiene su edad o un año más, un poco más alto que ella, con un poco de melena rizada y los ojos verdes.
-No es por ti, yo me iba ya.- se levanta rápido de la silla de madera y se apresura para salir de la habitación, pero el chico que la acababa de interrumpir la agarra del brazo impidiéndolo.
-Encantado,- le tiende la mano para saludarla- me llamo Cam.
-Yo soy Alexandra, pero todos me llaman Alex.- le tiende la mano y él se la agarra fuerte, con seguridad.
-Esto es de todos y podemos estar aquí cuando queremos, no hace falta que te vayas, si quieres podemos tocar juntos.- le mira a los ojos con una curvatura en sus labios que hace que ella se estremezca.
-Quizá en otro momento, ahora acabo de llegar y tengo que organizar las cosas.- antes de irse él le dedica una sonrisa a la que ella le responde con otra casi inconscientemente. Tras eso se da media vuelta y se va a su habitación a colocar las cosas y a hacerse la idea de que esto es ahora su nuevo hogar.

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